Me ha llamado la atención una cosa que veo a diario y sobre la que nunca había reflexionado. Conducir. Sabemos lo que es; ir al volante, acelerar, frenar, cambiar de marcha, etc. Pero creo que es mucho más que eso.
Conducir es un fenómeno que transforma a la gente. Saca la persona impredecible, enfadada, irritable e impaciente que todos llevamos dentro. Incluso las personas más calmadas e inofensivas sufren un cambio espectacular cuando llevan prisa y hay atascos. Yo lo he visto y, a veces, da hasta miedo. ¿Y todo esto por qué? Por enormes masas de coches aquí y allá en nuestra querida ciudad, muchas veces provocadas por infinidad de bosques de metal con tres luces que manejan el tráfico a su antojo.¿Cómo solucionar este problema?
Creo haber encontrado la respuesta: reducir a dos luces los semáforos; rojo y ámbar.
Parece una estupidez, pero explico mi idea a continuación. Todos los conductores saben que cuando está rojo hay que parar, pero ¿Qué pasa cuándo está ámbar? He observado que, en la mayoría de los casos, el conductor acelera, bastante más que cuando esta verde, para cruzar el semáforo y más con nuestra "picaresca" española. Estando yo en el propio coche, o esperando para cruzar la calle he presenciado esto hasta el aburrimiento.
Que recuerde ahora mismo, he asistido a dos escenas típicas de "el fenómeno ámbar".El mítico "llego, llego, llego, llego, llego, ¡llegué!" seguido de una satisfacción personal, como si hubiesen ganado una carrera contra un oponente invisible, para, por lo general, tener que detenerse en otro semáforo unos metros más allá. También he visto lo que denomino el "desafío al semáforo", o lo que es lo mismo, "aunque se cierre ahora, pasamos."
Estoy seguro de que muchos recordarán más escenas parecidas, pero estas dos las he visto desde que tengo memoria y la verdad, me hacen gracia la reacciones y creo que si algún conductor lee esto, estoy convencido de que sabe de lo que estoy hablando. Con la reducción a semáforos bicolor, creo que el problema del tráfico quedaría resuelto. El conductor agresivo que llevamos dentro no se manifestará de nuevo.
"Si hay algo que merece una recompensa, es la contribución social. La creatividad puede ser una contribución social, pero solo en la medida en que la sociedad sea libre de aprovechar los resultados." Richard Stallman.